(Rowan 01) La Rowan by Anne Mccaffrey

Author:Anne Mccaffrey
Language: es
Format: mobi
Tags: sf_fantasy
Published: 2011-03-08T23:00:00+00:00

* * *

El zumbido de los generadores se redujo al silencio, un silencio que al principio resultó agradable mientras los dos Primeros dejaban que la tensión de sus esfuerzos se vaciara de ellos.

Jeff Raven rompió ese silencio con un gruñido bajo, mientras clavaba la barbilla en su pecho para estirar los músculos del cuello y hombros. Había permanecido sentado en la silla giratoria de la consola, de modo que no todo su cuerpo había permanecido sostenido por el sillón como la Rowan. Hizo girar su asiento para enfrentarse a ella.

—Te conozco —dijo la Rowan tímidamente, nerviosa de pronto por su presencia y el fin de las rutinas conocidas— y no te conozco.

Entonces notó como una pluma el gentil contacto de la mente de él en la suya, que se retiró con la misma gentileza pero dejó tras de sí un dulce y especiado sabor. Eso nunca le había ocurrido a la Rowan antes en ninguno de sus encuentros mentales, y necesitó un momento para absorber la sensación.

—Hay mucho acerca de cada uno que vamos a tener que conocer. —Jeff Raven empezó a sonreír, una sonrisa que estaba teñida también con una tímida inseguridad. Se pasó los dedos por su negra melena—. Y el Dios de ahí arriba sabe, mujer, que tenemos toda una vida para aprender. —Su sonrisa se hizo más amplia e inclinó la cabeza ligeramente hacia ella, mirándola con unos ojos cálidos y afectuosos que apuntaban emociones más profundas mantenidas bajo un firme control.

»Mira —dijo en un tono de voz por completo diferente, y se inclinó hacia adelante en la silla, con los codos en las rodillas—, han sido unas semanas duras para mí, y ahora que nos hemos encontrado no tenemos que apresurar nada. De hecho —dijo, con un enorme bostezo—, seré sinceramente poco romántico y admitiré que estoy hecho polvo. He estado en la brecha desde que llegaron esos ETs. —Le dedicó una sonrisa conciliadora—. Ese gesto más bien romántico mío, de trasladamos a los dos a Deneb, está más allá de mis capacidades. ¡Estoy muerto de hambre, necesito un baño, y casi veinte años de sueño!

La Rowan empezó a reír, más un gorgoteo que una risita, cuando las consideraciones prácticas zanjaron el momento de inhibición y duda. Se levantó y le tendió la mano. La de Jeff era cálida, callosa y el contacto físico lo único que hizo fue reforzar mente y voz.

—¡Entonces, esta noche te vienes a casa conmigo!

Jeff la atrajo gentilmente hacia él. ¡Eres una cosita tan encantadora! Enterró la cabeza de ella bajo su barbilla y la mantuvo apretada contra su cuerpo. Ella lo abrazó con tímida levedad. Su cuerpo era firme. Le gustó. ¡Qué bien! Sintió también el agotamiento permear músculos, tendones, sangre y huesos.

—¡Ven! —dijo, e hizo que los dos saltaran a la habitación principal de sus aposentos.

—Bastante peculiar —dijo Jeff, mirando la espaciosa sala a su alrededor mientras la evaluaba con la mirada—. Creo que descubrirás que te resulta más fácil de lo que pensabas librarte del estúpido condicionamiento de Siglen.

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